La Iglesia no habla en mi nombre
Somos uno de esos grupos que decidió ser iglesia, trabajando y generando espacios nuevos para todas y todos.
Somos de aquellas que decidieron hace tiempo que la desobediencia, tanto fuera como dentro de la iglesia, es un camino útil y lleno de esperanza.
Somos mujeres adultas dentro de la iglesia católica que sabe que la jerarquía no habla en nuestro nombre. Tenemos y practicamos el derecho a decidir sobre nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestra iglesia y nuestra sociedad, en esto incluimos naturalmente, nuestro derecho a decidir cuando y como ser madres.
El Evangelio nos ha enseñado que no se debe condenar a nadie sino acompañar, escuchar, tender la mano.
El feminismo nos ha enseñado a deshacernos de tutelas, y que cada persona debe poder escribir su propia biografía.
Queremos, hoy 8 de marzo, por una vez, hablar en nuestro nombre al decir que:
• La Iglesia peca al juzgar a las mujeres que deciden abortar. Nadie nos debe ni juzgar ni penalizar por ello.
• El papel de la iglesia debe de ser el de acompañar, ayudar y compartir lo que cada mujer decida sin caer en juicios severos que nos alejan de la tarea de la propia iglesia, ser herramienta para crear entre todas una sociedad más justa.
• Decimos en voz alta, que el horror es la invisibilización de la mujer y de toda su realidad que realiza la jerarquía de La Iglesia Católica, tanto en su discurso como en su práctica.
No podemos dejar pasar este 8 de marzo de 2009 sin mostrar nuestro más absoluto rechazo a ese papel que nos impone la Iglesia únicamente por nuestra condición de mujeres. Queremos combatir esta imposición con nuestro esfuerzo y trabajo para la renovación de una iglesia, una familia, un barrio, en definitiva la construcción de un sociedad igualitaria, donde las diferencias de genero sean una riqueza.
Finalmente, os queremos invitar, a todas las mujeres creyentes, a decidir sin miedo y a decir públicamente NO a todo aquello que nos daña y nos ignora.
Somos de aquellas que decidieron hace tiempo que la desobediencia, tanto fuera como dentro de la iglesia, es un camino útil y lleno de esperanza.
Somos mujeres adultas dentro de la iglesia católica que sabe que la jerarquía no habla en nuestro nombre. Tenemos y practicamos el derecho a decidir sobre nuestra vida, nuestro cuerpo, nuestra iglesia y nuestra sociedad, en esto incluimos naturalmente, nuestro derecho a decidir cuando y como ser madres.
El Evangelio nos ha enseñado que no se debe condenar a nadie sino acompañar, escuchar, tender la mano.
El feminismo nos ha enseñado a deshacernos de tutelas, y que cada persona debe poder escribir su propia biografía.
Queremos, hoy 8 de marzo, por una vez, hablar en nuestro nombre al decir que:
• La Iglesia peca al juzgar a las mujeres que deciden abortar. Nadie nos debe ni juzgar ni penalizar por ello.
• El papel de la iglesia debe de ser el de acompañar, ayudar y compartir lo que cada mujer decida sin caer en juicios severos que nos alejan de la tarea de la propia iglesia, ser herramienta para crear entre todas una sociedad más justa.
• Decimos en voz alta, que el horror es la invisibilización de la mujer y de toda su realidad que realiza la jerarquía de La Iglesia Católica, tanto en su discurso como en su práctica.
No podemos dejar pasar este 8 de marzo de 2009 sin mostrar nuestro más absoluto rechazo a ese papel que nos impone la Iglesia únicamente por nuestra condición de mujeres. Queremos combatir esta imposición con nuestro esfuerzo y trabajo para la renovación de una iglesia, una familia, un barrio, en definitiva la construcción de un sociedad igualitaria, donde las diferencias de genero sean una riqueza.
Finalmente, os queremos invitar, a todas las mujeres creyentes, a decidir sin miedo y a decir públicamente NO a todo aquello que nos daña y nos ignora.